La esclerosis múltiple a día de hoy no tiene cura. Solo en España existen 47.000 casos diagnosticados, y la cifra aumenta a 2,5 millones alrededor del mundo. ¿En qué consiste esta enfermedad? ¡SIGUE LEYENDO!
La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune que afecta del sistema nervioso central.
Y para poneros en situación: el sistema nervioso central está formado por el encéfalo (que comprende cerebro, cerebelo y tronco cerebral); y la médula espinal (que circula por el interior de nuestra columna vertebral).
El cerebro se encarga de las capacidades más superiores del ser humano como el aprendizaje, la memoria, la imaginación, la conciencia o el pensamiento. Además, controla algunas respuestas emocionales y motrices.
El cerebelo tiene la función de coordinar los movimientos musculares y mantener la postura, la estabilidad y el equilibrio.
El tronco cerebral, a su vez, controla funciones como la respiración, el latido, la temperatura corporal, la tensión arterial, además de la transmisión de calor, el dolor, los ruidos…
Y por último, la médula espinal conduce las sensaciones desde todo el organismo hasta el cerebro, y, al contrario, los impulsos nerviosos (las respuestas del cerebro frente a estas sensaciones) hasta los músculos.
Por tanto, se podría decir que el sistema nervioso central se encarga de controlar todas las funciones del organismo. ¿De qué está compuesto? De neuronas, su unidad funcional, junto con otros muchos componentes en los que no entraremos.
La neurona, esa célula que todos nos imaginamos con forma estrellada, consta de 3 partes principales: el soma (la cabeza estrellada), las dendritas (las prolongaciones que salen del soma), y el axón (el rabito).
Su función es transmitir los impulsos eléctricos del sistema nervioso central, estas señales eléctricas son la forma de comunicación de este sistema. Permiten trasmitir las órdenes del encéfalo al resto del organismo, o al contrario, enviar la información del resto del organismo al encéfalo.
Y aquí entramos al lio: La mielina es una capa gruesa formada por lípidos y proteínas que recubre los axones de la neuronas (de algunas, no todas). La mielina ayuda a transmitir los impulsos eléctricos de manera rápida y eficiente.
La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune en la que esta mielina es destruida. Es decir, es el propio sistema inmune el que ataca de forma errónea el recubrimiento de mielina, que es esencial para la transmisión del impulso nervioso. ¿El resultado? Síntomas como fatiga, falta de equilibrio, dolor, alteraciones visuales y cognitivas, dificultades del habla, temblor, y en los casos más graves parálisis.
¿Cómo se produce la enfermedad?
Aunque no están demasiado claras las causas, los linfocitos T de nuestro sistema inmune reconocen como extrañas ciertas proteínas que conforman la capa de mielina, atacándolas y destruyéndolas. Entre estas proteínas encontramos la glicoproteína oligodendrocítica de mielina (MOG).
¿Qué han diseñado los investigadores de la Universidad de Florida en Gainesville? Una inmunoterapia génica. Es decir, una combinación de inmunoterapia (tratamiento que estimula o repone las funciones del sistema inmune), con terapia génica (transferir material genético a las células de un individuo para restablecer funciones, introducir nuevas o alterarlas) ¿Cómo? A través de un vector viral.
Denominamos vector viral a utilizar un virus para que transporte el material genético que nosotros queremos al interior celular. Como ya hemos explicado en algunas ocasiones, los virus cuando afectan a los organismos necesitan introducir su material genético en las células del hospedador con tal de utilizar su maquinaria para copiarlo y multiplicarse.
De esta forma podemos aprovechar estas propiedades del virus para introducir en nuestras células el gen que nos interese. Y esto es precisamente lo que hicieron este grupo de científicos. A través de un vector viral introdujeron el gen de la MOG en el hígado de ratones con esclerosis múltiple.
¿Qué consiguieron? Teniendo en cuenta que el hígado es un órgano clave en la tolerancia inmune, la producción de dicha proteína generó la síntesis de grandes cantidades de linfocitos T reguladores. Estos linfocitos actúan suprimiendo la respuesta inmune favoreciendo la tolerancia hacia antígenos propios.
Así, estos linfocitos reconocieron estas proteínas MOG como endógenas, suprimiendo la respuesta inmune contra las mismas a nivel neuronal y frenando la destrucción de la mielina.
Por el momento, una sola inyección de estos virus invirtió algunos de los síntomas de la esclerosis múltiple como los problemas neurológicos y la parálisis. Además, este grupo demostró que en combinación con otros fármacos inmunosupresores se llegaba a revertir totalmente la enfermedad.
¿Y ahora? Solo queda esperar a que dicha estrategia sea tan efectivo en humanos como en ratones.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
https://www.cell.com/molecular-therapy-family/molecular-therapy/fulltext/S1525-0016(17)30413-6
https://www.aecc.es/SOBREELCANCER/CANCERPORLOCALIZACION/SISTEMANERVIOSOCENTRAL/Paginas/Anatomia.aspx