Personalmente, tanta información sobre la COVID-19 me satura. De hecho, he reducido las noticias oficiales a solo por la noche, para no estar todo el día con el run-run en la cabeza. Llamarme loca, pero prefiero centrarme en otra cosas más allá de este virus. Pese a ello, hoy escribo mi segundo post sobre el coronavirus, exactamente un mes y medio después del último (y primero): https://www.mariairanzobiotec.com/el-coronavirus-una-zoonosis-mas/
¿Por qué? Porque no hablaremos ni de cifras de fallecidos, ni de mortalidad, ni de crisis, ni de estados de alarma… Hablaremos de un tratamiento. Del famoso tratamiento dirigido inicialmente al mieloma múltiple y que parece poder ser útil contra el SARS-CoV-2. Estamos hablando de Aplidin (plitidepsina) el fármaco de PharmaMar, que ya ha acaparado más de un artículo en la prensa.
Empezaremos por el origen de este tratamiento, el mieloma múltiple. Este tipo de cáncer afecta a las células plasmáticas o plasmocitos. Los plasmocitos son el tipo de célula en la que se transforman los linfocitos B cuando “están preparados” para producir anticuerpos contra algún agente extraño y dañino para nosotros (virus, bacterias…).
*Las células de nuestra sangre se originan a partir de una célula madre que se va diferenciando (transformando) a diferentes tipos celulares. Los linfocitos B son los encargados de reconocer los antígenos de los patógenos y reaccionar ante ellos. ¿Cómo? Transformándose en células plasmáticas capaces de generar anticuerpos que marquen ese peligro para centrar el ataque del sistema inmune en el mismo. (Hay que tener en cuenta que la inmunología es una rama tan interesante como compleja, y esto es simplificar y resumir el proceso muy mucho).
¿Qué ocurre en el mieloma múltiple? Que una de estas células plasmáticas, por ciertos cambios en su genoma, se transforma en una célula maligna que se multiplica de forma clonal. Es decir, a partir de esta primera célula maligna se generan un montón de células idénticas genéticamente.
¿El problema? Que no son capaces de generar anticuerpos de manera normal. Lo que producen son anticuerpos defectuosos conocidos como paraproteínas M (de monoclonal). Estas paraproteínas son fácilmente detectables en sangre y orina.
(Consecuentemente, si una de estas células se altera y se vuelve cancerígena, se multiplicará descontroládamente generando células plasmáticas erróneas sin capacidad para producir los anticuerpos que nos defienden, llegando, incluso, a sustituir y reducir el número de células sanas de este tipo.
En consecuencia, se puede producir anemia (número bajo de glóbulos rojos), trombocitopenia, (bajo número de plaquetas), y leucopenia (escasez de glóbulos blancos normales). Y como resultado de las 3 situaciones: cansancio, mareos, hemorragias, moratones e infecciones.
Además, las células cancerígenas de este tipo pueden interferir con las células óseas que se encargan de mantener en correcto estado los huesos. Y por si fuera poco, también con las células del riñón provocando problemas renales. Es por este motivo por el que se conoce como mieloma múltiple, al afectar de forma sistémica al individuo.) De: https://www.mariairanzobiotec.com/terapia-celular-mieloma-multiple/.
¿Qué ocurre además, en este tipo tumoral, en el mieloma múltiple (pero también en otros tumores)? Que estas células tumorales muestran otra proteína defectuosa el eEF1 (Eukaryotic translation elongation factor 1). Esta proteína, presente en nuestras células normales, es esencial para realizar la traducción proteica, es decir, la conversión de un gen en proteína, la molécula que desempeñará la función de ese gen.
Además, esta proteína tiene otras muchas funciones desde controlar la apoptosis, la degradación de proteínas desplegadas por el proteasoma, responder al choque térmico, participar en la agrupación de actina y reorganizar el citoesqueleto, y regular el estrés oxidativo.
¿Cuál de todas estas funciones nos interesa a nosotros especialmente? El control de la apoptosis. De forma normal, las células tienen como una especie de libro de instrucciones, en el que se les indica en qué condiciones es mejor que mueran: cuando se acumulan mutaciones en el ADN que son irreparables, cuando se generan muchas proteínas defectuosas, cuando están infectadas por bacterias… Ante estas situaciones, la célula en cuestión es mejor que muera y no transmita el problema a sus descendientes.
Pues bien, en las células tumorales de mieloma múltiple esta proteína está sobreexpresada (es decir, se produce más de la que se necesita de forma normal), y por tanto, realiza su función (bloquear la muerte) de forma, también exagerada. ¿El resultado? Impide la muerte de las células tumorales y facilita que sigan con su proliferación.
Pasemos, ahora sí, al fármaco: Aplidin (plitidepsina), que por cierto, está aislado de Aplidium albicans (un animal un poco extraño del fondo de mar). Nuevo guiño a la biotecnología al utilizar organismos en nuestro beneficio.
¿Qué hace este fármaco? Bloquea a eEF1 y por tanto, impide que este desarrolle sus funciones anti-muerte en las células tumorales, y permite que estas puedan morir.
Pero, ¿qué tiene todo esto que ver con el coronavirus?
Como todos sabemos ya, y hemos repetido en 679 ocasiones, cuando un virus infecta una célula, su material genético pasa a ser como un gen propio de esa célula, por lo que empieza a utilizar toda la maquinaria propia de la célula para replicarse (como si de un gen más se tratase). Para ello, necesita utilizar otras proteínas propias para entrar a la célula y conseguir llegar al genoma de la misma.
Bien, pues se ha visto que ciertos virus (incluido el VIH, el SARS (otro tipo de coronavirus),…) cuando infectan nuestras células requieren de una proteína en particular (para replicarse, para realizar la retrotranscripción…). ¿A qué no sabéis cuál? ¡Exacto! eEF1.
De ahí que se esté investigando si el fármaco que bloquea esta proteína en mieloma múltiple, también lo hace frente a una infección por coronavirus, y por tanto puede detener la acción del mismo.
¿Por el momento? Esperar a que la investigación avance y demuestre que este fármaco es realmente eficaz también con el coronavirus que ahora preocupa al planeta entero: El SASR-CoV-2.
Aprovecho para destacar la importancia de la investigación científica, que parece que somos el último eslabón en el sistema sanitario. Somos una pieza clave en todo el proceso. SIN INVESTIGACIÓN, NI CIENTÍFICOS, NO HAY TRATAMIENTOS QUE PUEDA APLICAR O RECETAR UN MÉDICO, NI VENDER UN FARMACÉUTICO (no se nos vaya a olvidar, ni ahora, ni cuando todo este caso acabe).
¿Te ha gustado el post? ¿Has aprendido algo nuevo? ¿Quieres conocer más al detalle este asunto? No dudes en dejar un comentario o ponerte en contacto a través de maria@mariairanzobiotec.com para más dudas.
Visita también mis redes sociales para mantenerte al día de todas las novedades de la web, y suscríbete para recibir en primicia todas las publicaciones: https://www.mariairanzobiotec.com/suscriptores-biotecnologia/
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
https://www.nature.com/articles/srep35100.pdf
https://svadcf.es/documentos/noticias/general/pdf/11575.pdf
https://www.medigraphic.com/pdfs/estudiantil/ace-2010/ace101d.pdf
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872009000400015
(Dejar claro que no hay conflictos de interés en la redacción de este post)
Mi máxima admiración y respeto a todos los profesionales de la ciencia y de la salud; que se dedique más recursos a I+D+i, larga vida para todos. Un cordial saludo.
Muchas gracias!!
Ojalá logréis lo más pronto posible entre toda la comunidad científica una vacuna que ponga fin a esta terrible pesadilla. Por tus escritos se ve que eres una mujer preparada y además con mucha determinacion. Mucha salud para ti y los tuyos.
Muchas gracias! Y que así sea!!