Estoy totalmente segura de que a todos os han dicho alguna vez: “No te metas todavía al agua que acabas de comer y te va a dar un corte de digestión”. Hoy desmontamos este “mito”. ¡SIGUE LEYENDO!
Y sí, digo mito, porque a este suceso no se le debería llamar cote de digestión. ¿Por qué? Por qué el proceso de la digestión no se detiene o corta en ningún momento.
¿Qué ocurre entonces?
El verdadero problema son los cambios bruscos de temperatura. Por ejemplo: Si tú estas en la arena tomando el sol, y de repente te metes al agua del mar, que normalmente suele estar fría. Este cambio produce lo que se llama Síndrome de hidrocución o Shock termodiferencial.
¿Hidrocución?
Este síndrome causa que los vasos sanguíneos más superficiales, los que están en contacto con la piel, se constriñan, es decir se cierren, con el objetivo de proteger a la sangre de esta temperatura “inadecuada”. ¿Que conlleva esto? Que la sangre circule con dificultad por el organismo y llegue poca cantidad al cerebro produciendo desmayos.
Pero esto no es todo, ya que la situación se puede agravar, llegando a producirse una parada cardiaca, ya que la sangre, como hemos dicho circula con dificultad y por tanto el corazón también se vería afectado.
Entonces, haber comido antes ¿tiene algo que ver o no?
El maldenominado “corte de digestión” se ha asociado siempre a las comidas, ya que el hecho de haber comido antes es un factor que favorece la hidrocución. Me explico: la digestión es un proceso corporal que aumenta nuestra temperatura, lo que favorece que la diferencia con la del agua sea mayor. Pero además conlleva que mucha sangre se concentre en nuestro tubo digestivo, lo que produce que al cerebro y al corazón les llegue menos, aumentando las posibilidades de desmayo o parada cardiaca.
¿Cómo se evita?
Sé que todavía queda mucho para verano, sin embargo os dejo unos consejillos para evitar este problema:
- No tomar el sol durante largos periodos de tiempo, ya que aumenta el calor corporal y por tanto la diferencia de temperatura con el agua si luego nos damos un chapuzón.
- Refrescarnos continuamente para evitar que la temperatura de nuestro cuerpo suba demasiado.
- Esperar las famosas dos horas tras comer, para que el proceso termine y la temperatura corporal descienda (Insisto, no porque se nos vaya a parar).
En conclusión, un corte de digestión no se debería llamar así porque la digestión continúa su ritmo normal. El verdadero problema de meterse al agua rápidamente en verano es el shock por hidrocución, es decir, el cambio brusco de temperaturas, que además de mareos, puede producir vómitos, tiriteras, palidez, malestar general, y en casos graves la parada cardiorrespiratoria.
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