Si de vez en cuando te tomas unas copitas, estoy segura de que esta frase ha salido de la boca de tus padres. Y no andaban mal encaminados, pues tenían toda la razón.
Como ya hemos repetido en más de una ocasión, el alcohol que ingerimos (etanol) se metaboliza en dos pasos en nuestro hígado: en primer lugar, la alcohol deshidrogenasa lo transforma en acetaldehído. Después, tras salir a la circulación y regresar al hígado, la acetaldehído deshidrogenasa lo convierte en ácido acético, un metabolito no tóxico y fácilmente excretable por nuestro cuerpo.
El problema recae en la acumulación de etanol y acetaldehído en nuestra sangre. El ritmo de ingesta de alcohol es mucho mayor que la metabolización que realiza el hígado, y la presencia de ambos productos en nuestra sangre, es lo que nos causa el “emborrachamiento”. En el momento en el que todo el alcohol se haya transformado a ácido acético, volveremos a estar sobrios y empezarán los síntomas de la resaca.
¿Por qué es importante comer antes de beber? Porque el bolo alimenticio (en el que se convierte la comida en tu boca) llega al estómago, el mismo órgano en el que aterrizará la bebida alcohólica. El estómago solo deja pasar cierta cantidad de alimento al intestino, para que este último tenga tiempo de absorber los nutrientes hacia la sangre correctamente. De esta forma, conseguimos que el etanol también vaya llegando poco a poco al intestino. Del intestino, pasará a la sangre y de allí al hígado. Así, las dos enzimas involucradas en su detoxificación tendrán más tiempo para actuar y se acumulará menos cantidad de los metabolitos tóxicos (etanol y acetaldehído) en sangre. ¿El resultado? El efecto del alcohol será menor, o al menos, menos brusco.
¿Es importante que los alimentos sean ricos en grasas y proteínas? En general, este tipo de nutrientes tardan más en digerirse que los carbohidratos, por lo que pueden dar más tiempo para que el etanol se metabolice. Otro aspecto que puede influir es la creación de una especie de capa protectora en el estómago por parte de la grasa. Pero lo que realmente puede marcar la diferenciar es evitar el consumo de alimentos ricos en azucares procesados. Estos se digieren rapidísimamente y el efecto puede ser prácticamente el mismo que tener el estómago vacío.
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