Hoy trataremos un tema, como poco curioso, y es que a pesar de sonar a pura escusa, la alergia al deporte es una condición real que afecta a aproximadamente 150 de cada 100.000 personas.
Tras haber tratado otras reacciones alérgicas tan sorprendentes como la intolerancia al agua, hoy analizaremos este tipo de alergia. ¿De qué se trata? ¿Cómo se produce? ¿Hay desencadenantes? ¿Cómo de grave puede llegar a resultar? ¡SIGUE LEYENDO!
En primer lugar hablaremos sobre la alergia en general. La alergia es una respuesta inmunitaria de nuestro organismo frente a una sustancia exógena, que pese a ser inocua como tal, es reconocida, erróneamente, por nuestro sistema inmune, como algo dañino.
El contacto con esa sustancia (denominada alérgeno) produce la liberación de componentes, como la histamina, responsables de la inflamación, y de los síntomas típicos: eccemas, urticaria, hinchazón, picores, secreción de moco, estornudos, diarrea, vómitos…
¿Por qué la histamina causas estos síntomas? Porque es capaz de causar la dilatación de los vasos sanguíneos y aumentar su permeabilidad, lo que provoca la salida de líquido de su interior y consecuentemente hinchazón y enrojecimiento. Además, la histamina estimula los nervios, causando picores y urticaria; y cierra los bronquios generando sensación de ahogo.
¿La situación más grave? La anafilaxia, la manifestación alérgica más grave que existe, y que puede llegar a ser mortal alcanzando el grado de choque anafiláctico. El estrechamiento de los bronquios, junto con la contracción de sus músculos, y la entrada de líquido a los pulmones, genera los problemas respiratorios que pueden acabar provocando la asfixia del afectado.
Si se produce, además, la afectación cardiovascular y la bajada de la presión arterial, la condición es todavía más grave y se denomina choque anafiláctico.
Ahora que entendemos un poco más ambas conceptos, pasemos ya a la alergia al ejercicio físico. Conocida técnicamente como anafilaxia inducida por el deporte, este tipo de alergia se manifiesta únicamente tras realizar un esfuerzo físico, sea ejercicio propiamente dicho, o algunas tareas rutinarias más costosas, físicamente hablando.
El desencadenante de la reacción alérgica es la progresiva subida de temperatura que produce el ejercicio en nuestro organismo.
El incremento de la temperatura genera síntomas como urticaria e hinchazón, típicos de cualquier reacción alérgica, pero llegando también a las consecuencias más graves de la misma: anafilaxia y finalmente choque anafiláctico.
Sin embargo, aproximadamente la mitad de todos estos casos, han sido relacionados con una ingesta, en las horas previas al ejercicio, de un alérgeno: generalmente alimentos como frutos secos, frutas, crustáceos, cereales…
Y aquí hacemos paréntesis. Puedes ser alérgico a un alimento y que tus síntomas se manifiesten únicamente con la ingesta de dicho alimento, o bien puedes ser alérgico a un alimento y que los síntomas solo se manifiesten si haces ejercicio físico tras su ingesta o poco antes de ser ingerido.
¿Se conoce el motivo de este tipo de reacción? Al tratarse de una condición relativamente nueva, descubierta hace unos apenas 40 años, las causas todavía son un misterio para la comunidad científica.
Lo que sí está claro es que para prevenir estos ataques alérgicos se recomiendo no ingerir el alimento en cuestión, entre 4-6 horas antes del ejercicio, eso siempre que se sepa que hay un alérgeno relacionado. Si no es así la mejor opción es consultar a un médico especialista que te advierta sobre los peligros de estos ataques y si estas capacitado para seguir realizando deporte.
¿Y para solucionar una crisis? Siempre y cuando la reacción sea leve, se deben administrar antihistamínicos, fármacos que bloquean la histamina, uno de los componentes desencadenantes de la inflamación que antes comentábamos.
Si por el contrario, el afectado llega a sufrir problemas respiratorios, mareos o síntomas más graves, la opción más conveniente es, además de llamar a los servicios de emergencias médicas, la inyección de adrenalina. La adrenalina es una hormona que sintetiza nuestro cuerpo para prepararnos frente a situaciones de peligro o estrés.
Es por ello, que incrementa la tensión arterial, el azúcar en sangre, los latidos cardíacos, y dilata los bronquios, efectos que a su vez, pueden solventar un choque anafiláctico y salvar la vida del afectado.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
https://www.aepnaa.org/ver/deporte
J. Pérez Pimiento, B. Fernández Parra, M. Santaolalla Montoya, S. de Paz Arranz, A.R. Domínguez Lázaro. Síndrome de anafilaxia inducida por ejercicio. http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-71992001000500010
http://alergiafbbva.es/otras-enfermedades-alergicas/36-la-anafilaxia-y-el-choque-anafilactico/